Faros ¿puede el capital privado construirlos?
Faros ¿puede el capital privado construirlos?
En efecto,
unas veces ha sido el compromiso de asociaciones, y otras, aseguradoras, tal es
el caso del Lloyd´s de Londres; potenciadas por procesos de liberalización de
ese tipo de obras, por parte del Reino Unido. Esa situación ha generado que se
haya financiado, a lo largo de la historia, reciente, numerosas de estas construcciones,
en unas ocasiones, de manera parcial, en otras, en colaboración con otras
instituciones; y cuando no ha habido más remedio, de manera total.
Buscando en internet, he encontrado la
interesante historia del faro de Yegua:
El faro de la Yegua situado al suroeste de la isla de Ouessant, es uno de los lugares más peligrosos
de la costa de Bretaña. Es tal la peligrosidad de sus aguas, que existen cinco
faros marcados en la zona. Con un presupuesto de 850.000 francos se
inició la construcción de la torre octogonal en 1904; gracias al legado de un
miembro de la Sociedad de Geografía de París, Charles Eugène Potron. Con seis meses de retraso de la
fecha prevista, el faro con sus casi 48 metros de altura, fue iluminado el 15
de octubre de 1911.
Como nos
explica Fred E. Foldvary en su trabajo The
Independent Institute de 10/2003, existen muchos ejemplos, siendo
relevante el del Faro de Casquets.
Un ejemplo de la provisión privada fue el del Faro de
Casquets en Guernsey, una de las Islas del Canal cerca de Francia. En 1722, los
propietarios de las embarcaciones que transitaban por las peligrosas rocas
fuera de la isla de Alderney le solicitaron al dueño de los peñascos que
construyera un faro, ofreciendo pagarle de acuerdo con el tonelaje de los
barcos que por allí navegasen. El mismo fue erigido por Thomas le Cocq,
propietario de las rocas (IALA, 1998, pag. 103).
El último ejemplo de estos tres, lo constituye el magnífico
faro de Fanad en la tormentosa costa Irlandesa, totalmente privado, el cual se financia de los derechos o
tasas de iluminación.
En mi
modesta opinión, es lógico pensar que la inversión privada, ya sea a través de
Cámaras de Comercio, Industrias y Navegación; como por la participación de
colosos aseguradores. Se haya visto, de una forma u otra, involucrada en estos
proyectos, que en unas ocasiones reportaban grandes beneficios por el
establecimiento de nuevas rutas, como en otras, por la evidente reducción del
impacto siniestral, fruto directo de evitar más naufragios.
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